Maizar, Acsoja, Asagir y Argentrigo dieron a conocer un documento conjunto en el brindis de fin de año de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En nuestra Argentina donde al menos el 40% de los ciudadanos vive por debajo de la línea de pobreza (INDEC EPH primer semestre 2023), estamos transitando los efectos finales de una durísima campaña agrícola 22-23, cuyos efectos negativos han impactado en la totalidad de la cadena agro-bio-industrial.
El año 2023 marcado por la disminución dramática de la producción y la transformación de granos, la inflación creciente, las tasas de interés elevándose vertiginosamente, las dificultades para vender productos y conseguir insumos, las distorsiones ocasionadas por las intervenciones estatales en los precios de la economía y la incertidumbre política y económica, hemos tenido que volver a apostar por la producción y lo hemos hecho. Aun a pesar de estas contingencias seguimos siendo con mucha distancia, el sector de la economía que más divisas netas aporta al país.
En un contexto de cambio climáticos y sin las herramientas de seguros agrícolas habituales en los principales países productores mundiales, tenemos sembradas o prontas a sembrarse más de 33 millones de hectáreas de los 5 cultivos extensivos representados en estas cadenas (Bolsa de cereales de Buenos Aires PAS 23/11/2023). Detrás de esa superficie implantada hay inversión, riesgo, uso de tecnología de insumos y de procesos y trabajo, más de un millón de empleos directos (FADA, Empleo en las Cadenas Agroindustriales 2022), a los que deben sumarse los emprendedores autónomos. La mayoría de ese trabajo localizado en el campo y en localidades pequeñas del interior del país. Además, seguimos generando un ecosistema amigable para miles de PYMES de todo tipo de servicios que agregan valor a la producción.
En nuestro país donde al menos el 57% de las personas menores de 17 años viven en condiciones de pobreza (INDEC EPH primer semestre 2023), tenemos una noticia alentadora. Las CUATRO CADENAS somos parte importante de la solución. En las condiciones actuales del comercio mundial, si producimos más granos, podemos aumentar las exportaciones y crecen significativamente las posibilidades de procesarlos localmente y transformarlos en nuevos productos de mayor valor. El incremento en la llegada de divisas, más nuevos trabajos y nuevas inversiones son un círculo virtuoso tangible. No es un espejismo, nuestros vecinos en Sudamérica vienen recorriendo caminos similares desde hace tiempo.
La velocidad de este crecimiento productivo, tan necesario, será proporcional a la firmeza y celeridad con la que se produzcan los cambios:
• En primer lugar, necesitamos señales claras sobre el rumbo económico de la nueva administración. Entendemos que, ante el descalabro económico actual, transitaremos tiempos difíciles hasta que el gobierno logre estabilizar variables macroeconómicas y alcanzar nuevos equilibrios. Todos los sacrificios que enfrentaremos tendrán sentido si vamos hacia el nuevo rumbo que han elegido la mayoría de los argentinos en las urnas recientemente. Necesitamos una clase política y dirigencia social y empresarial a la altura del desafío de cambio ante el cual nos encontramos.
• Precisamos una integración al mundo pragmática y orientada al bienestar económico del conjunto de los argentinos. Trabajando para levantar barreras al comercio y abriendo las puertas a nuevas oportunidades de negocios. La Unión Europea nos plantea hoy exigencias regulatorias en materia de deforestación y de fitosanitarios que merecen un diálogo donde además de atender la percepción de los consumidores, se le otorgue la relevancia que corresponde a los argumentos sólidos basados en la ciencia.
• Debemos abandonar definitivamente todo sistema de cuotas, trabas y permisos para exportar nuestros productos. Ojalá hayamos entendido que exportar bienes y servicios no es otra cosa que lograr que consumidores del resto del mundo, remuneren el trabajo y el capital argentinos. Tan simple y tan difícil de lograr como eso. En este sentido, un caso paradigmático es el de los biocombustibles, donde ciertas regulaciones y cuotas no permiten desplegar el potencial transformador de este sector, tanto en el ámbito local como en el internacional.
• Al Estado le corresponde crear un marco normativo que dinamice inversiones en infraestructura. Desde el mantenimiento de las redes viales locales por gestión privada, la expansión y mantenimiento de rutas, autopistas y redes ferroviarias, hasta la hidrovía Paraná-Paraguay. En este último caso, necesitamos que la nueva administración lleve adelante un proceso licitatorio transparente y técnicamente sólido para concesionar el servicio de mantenimiento y eventual expansión de esa arteria de vital importancia. Controlado por el Estado, cumpliendo normativas ambientales, pero financiado por el sector privado.
• Para ser más competitivos necesitamos la simplificación y modernización tributaria, regulatoria, legal y laboral de la actividad económica. Entendemos que esto beneficiará a toda la sociedad, pero en especial a las pequeñas y medianas empresas, que son el corazón de nuestra actividad. No hay otra política específica mejor para las PYMEs que quitarles el exceso de peso burocrático del Estado.
• Saliendo de la coyuntura actual, la mayoría de los cambios que creemos convenientes para nuestro país, no tienen costo fiscal y pueden ser de rápida implementación. Las señales y la velocidad de la puesta en práctica de la transformación serán claves para sostener la confianza.
• No podemos olvidarnos del impuesto a las exportaciones (mal llamadas Retenciones) cuya aplicación ha logrado disminuir los ingresos de nuestras empresas, las inversiones, el empleo y desarrollo de nuestras comunidades, en definitiva, nos ha hecho menos competitivos. Veintiún años después de su reimplantación seguimos sin conocer ningún destino tangible útil para tanto dinero recaudado. Necesitamos un plan concreto de eliminación de ese impuesto. La concatenación de estos cambios virtuosos, generarán mayor rentabilidad general, y un incremento de la aplicación de tecnología, basada en el concepto de la intensificación sostenible, con mejores prácticas que permitan ampliar la agricultura regenerativa con menor huella de carbono. Argentina tiene la posibilidad de incrementar el área sembrada incluso con acceso al riego, sin necesidad de deforestar. Un uso más intensivo del suelo conviviendo con la ganadería y con el uso de nuevas tecnologías va a generar sistemas más diversificados y sostenibles.
Por otro lado, las CUATRO CADENAS también tenemos una agenda propia:
• Debemos encontrar dentro de los actores del ámbito privado una solución satisfactoria a la propiedad intelectual en genética vegetal. Tenemos que ser nosotros quienes lleguemos a una solución posible y entreguemos un documento consensuado a los legisladores. Otros atributos de calidad de granos también requieren acuerdos dentro cada cadena para sostener nuestra competitividad.
• Nuestro trabajo en la red de Buenas Prácticas Agrícolas, el Programa Argentino de Carbono Neutro y otras iniciativas similares van en la dirección correcta. Pero debemos avanzar en la promoción de sistemas productivos de impacto positivo en el ambiente y en poder cuantificar esos avances. Hay varios productos de nuestras cadenas, con una huella de carbono inferior a nuestros competidores.
• Por otra parte, fuimos y seguiremos siendo protagonistas de las interacciones positivas y colaborativas del ámbito público y privado en investigación y desarrollo. En la medida en que activemos estas interacciones y encontremos disposición al trabajo coordinado, aprovecharemos las cadenas y el país, nuestra gran capacidad de generar conocimiento de manera mucho más eficiente y enfocada en los temas estratégicos de mayor relevancia.
Por último, desde hace veinte años las CUATRO CADENAS venimos trabajando colaborativamente en temas transversales. Dialogamos con representantes del Estado buscando soluciones a los problemas que van surgiendo y con la sociedad para explicar qué hacemos, cómo lo hacemos y qué le aportamos a nuestro país y cuál es nuestro potencial. Desde hace mucho tiempo bregamos por la adopción de políticas similares a las de nuestros vecinos. Equilibrio y austeridad fiscal, mayor libertad en la vida económica y más protagonismo del sector privado en la generación de riqueza y del trabajo a través de la inversión. Creemos que estamos ante otra gran oportunidad de cambio de rumbo. Un sendero que nos saque del estancamiento. Aquí estamos, como desde mucho antes del nacimiento de nuestro país, trabajando para volver a hacer de Argentina una tierra de libertad y prosperidad.
Finalmente, queremos agradecer a las autoridades entrantes y salientes su presencia en este evento. También a todos los miembros de otras cadenas agropecuarias y entidades vinculadas a la agro-bio-industria hoy presentes y a los medios de comunicación especialmente aquellos que viven en el interior del país. Por último, a la Bolsa de cereales de Buenos Aires, entidad que ha brindado un gran apoyo a varias de nuestras entidades.
Muchas Gracias.